Salvador Arnau
(Lleida:La Hojadel Lunes, 4.11.1974)
En su texto, Josep Vallverdú sentencia, refiriéndose a los ríos: “Quan al cabal en ell mateix, que poc cas en fan els ciutadans. Els “flaneurs” del Sena, es miren gaire l’agua del riu? I els qui apressats, circulen per l’Embankment, a Londres, o s’aboquen a les finestres sobre l’Onyar, a Girona, tampoc no fan altre que donar una ullada distreta a la correntia”.
De ahí que, ahora, al tener entre las manos la primorosa edición que, por cuenta de Ediciones Destino, ha realizado H. Fournier de Els rius de Lleida, de Josep Vallverdú y Ton Sirera, al avanzar en la lectura, uno descubre el inmenso amor que, escritor y fotógrafo han volcado sobre esas entrañables, kilométricas y laberínticas riberas del Segre y sus principales afluentes. Ambos han escudriñado, palmo a palmo, el curso de las aguas libres, inocentes, puras y salvajes en su cuna de “Gorges du Segre”, allende la frontera, hasta donde el río frena y se adormece, ya en tierra de barros, a punto de hacerse Ebro. Y ambos han sabido poner ese efecto puro y comprensivo que merecen los hombres y las formas que crean, pues a la postre han intuido que los hombres y las piedras talladas por éstos no eran otra que la solapa y definitiva obra que el río, a través de sus distintas riberas, con la paciencia de siglos, ha culminado.
Toda esa penetración profunda hace que, ahora, no dudemos en proclamar que Els ríus de Lleida es el mejor libro que, hasta el presente, se ha escrito sobre Lérida, sus paisajes, monumentos y gentes-
En fin, es un libro para leer y para ver. Un libro que da constancia de nuestra diferencia étnica, nuestra cultura, estructura física del paisaje, económica, moral, social e histórica.
Sobre este libro, pues, hablamos con Ton Sirera. El puntual y reverente fotógrafo, que en fiel simbiosis con la prosa certera de Josep Vallverdú, ha hecho posible esta extraordinaria cualidad del libro “para ver y leer”.
-¿Els rius de Lleida está dentro de la misma línea que los Catalunya Visió?
-No exactamente. En este último hay algo más.
-¿Cómo surgió la idea?
-Fue un encargo –responde con abierta sinceridad Ton Sirera.
-¿Encargo?
-Los de Destino nos pidieron un libro sobre Lérida a Vallverdú y a mi. Incluso nos sugirieron un título: El riu més llarg de Catalunya. Pero tras una reunión celebrada en Barcelona con Teixidó y en la que concretamos lo que seria el libro, surgió el título actual.
-¿Más adecuado al contenido?
-En realidad, sí
-¿Por qué?
-Porque nuestro viaje no sólo se concreta al Segre, sino también a los dos Nogueras y, en cuanto a los afluentes menores, nos interesamos por las confluencias y algún tramo de los mismos.
-¿Tardaron mucho en en escribir y recopilar el material fotográfico?
-Un año y a base de aprovechar los fines de semana: viernes, sábados y domingos. A excepción dela Cerdañafrancesa, en la que invertimos una estancia de quince días, entre unas cosas y otras.
-¿Qué riachuelos leridanos le han impresionado más?
-El río dela Baroniade Rialp y el río salado de Solsona.
-¿El recorrido de las distintas riberas lo efectuaron siempre en coche?
-Nuestros viajes en automóvil para la confección de este libro, sumaron varios miles de kilómetros.
Y tras una breve pausa, en la que parece que está a punto de aflorar un suspiro, Ton Sirera recalca:
-También fueron muchísimos los kilómetros que hicimos a pie, puesto que fueron muchas las zonas no transitables para vehículos, que visitamos.
-¿Sus paseos se limitaron exclusivamentea las riberas de los ríos?
-A las riberas y a los pueblos más cercanos, a la vez que procuramos trabar amistad con las gentes.
-¿Qué opinión o impresión le merecen los leridanos afincados en esas riberas?
-Por lo general, el payés de montaña es muy desconfiado. De buenas a primeras cree que “vas a explotar-le”; pero cuando comprueba que tus intenciones no son tales y que te dedicas únicamente a la tarea que te has impuesto, se vuelven más sociales y abiertos, incluso en algunos casos nos invitaron a comer para que charláramos con ellos y les hiciéramos un poco de compañía.
Ton es sencillo, llano. Tiene la mirada penetrante, que denuncia al observador nato y, a la vez, entre sorprendida, del hombre apasionado; o sea, del artista que encierra. Puesto que arte y no otra cosa son sus excelentes fotografías. Fotografías que Heraclio Fournier ha sabido imprimir en toda su potencia, plasticidad, drama y romanticismo, para proporcionar feliz cumbre a uno de los mejores libros que hemos visto y leído durante los últimos años.
Y, efectivamente, en Els rius de Lleida, palabra e imagen componen un documento vivo, directo, ampliamente informativo e incisivamente evocador que toda persona inteligente, culta, amante de la naturaleza o enamorado de la tierra en que vive encontrará caudales de satisfección y deleite.